Testimonio
La verdad al pensar en el espacio de cuidadora, me hizo tratar de precisar la fecha en que mi madre enfermó... agosto de 1999, han transcurrido casi 25 años... la mitad de mi vida.
He dejado de recordarle sana... diciembre de 2023 fue muy difícil: me sentía cansada, desgastada y con una sensibilidad extrema. Ni siquiera la cuido a tiempo completo, únicamente cada 3 semanas el fin de semana, el 2022 y el 2023 no tuvo hospitalizaciones y dentro de su deterioro está bastante estable, pero la situación te va doblegando, de a poco.
Cuando estoy ahí hago lo que toca: levantarle, aseo, alimentación, administrar medicación, moverle, rutinas en su situación limitada de movilidad. Ella ya no te trata bien, hace años, tal vez 6 en una de sus hospitalizaciones, cuando estuvo muy grave a punto de dejarnos (han sido varias) tuve que aceptar que dejo de ser mi madre para convertirse en una especie de hija, que demanda del mundo: atención y cuidado, muchas veces de la peor manera.
Evito a toda costa preguntarle cómo está?, no sé como me sentiría ya con medicación que me regula casi todo y sin poder dejar la silla de ruedas para vivir. Muchas veces me pregunto qué sigue.... y luego me reprendo internamente, hoy está estable y tiene cuidado, mañana ya se verá.
Cuando termina "mi turno" llego a mi casa agotada física, mental y emocionalmente, solo quiero tomar una ducha, un relajante muscular y descansar. Tal vez tratar de que pase ese espacio complejo, que se me hace tan difícil vivir y aceptar.
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